EDITORIAL
Resistencia
Resistance
En el mes de noviembre de 2012 participé en un taller internacional de resistencia, allí se proyectó una imagen en la que habían un tigre, un elefante, un delfín por su puesto un hombre y una bacteria; acompañada de un simple texto que decía, «Especies superiores». Y yo diría que no es nada exagerado. Se sabe hoy que las bacterias poseen múltiples mecanismos de resistencias, algunos de ellos pura ingeniería como la bomba de eflujo o el biofilm. Por otra parte son capaces de desarrollar estos mecanismos en meses, mientras que el hombre necesita un promedio de 13 años para investigar, desarrollar y aplicar una nueva molécula o familia de antimicrobianos con unos elevadísimos costos, y de ahí su precio en el mercado.
Con el advenimiento de los antimicrobianos, la posibilidad de que las enfermedades infecciosas dejaran de existir fue considerada por los profesionales de la salud, pero esto no se logró, y uno de los factores que lo impidió fue la aparición y desarrollo de la resistencia bacteriana sobre la cual existieron reportes poco después del descubrimiento de la penicilina.
La infección sigue constituyendo un grave problema de salud, reportes recientes de la OMS reconocen que es la causa de la quinta parte de los fallecidos en un año.Las enfermedades infecciosas causan 11 millones de fallecidos por año y en América Latina se reportan un millón al año.
Desde la década del 70 la OMS está alertando por el crecimiento de la resistencia a nivel global.En reciente conferencia celebrada en Copenhgue (2012) Margaret Chang decía:» La resistencia es una amenaza creciente y mundial para la salud».
A nuestro juicio un inductor de la resistencia es el prescriptor cuando selecciona de forma inadecuada el antimicrobiano a prescribir o la vía de administración, el intervalo de la dosis o el tiempo de duración del tratamiento.
En países del primer mundo se reporta hasta un 50% del uso incorrecto, fenómeno que se observa en Cuba.En una investigación realizada por nuestro grupo en el país se encontró en diversos hospitales entre un 25% y un 85% de uso inadecuado o injustificado. En otro estudio de prevalencia puntual realizado en el 2004 se demostró que el 26% de los pacientes que tenían indicado antimicrobiano notenian evidencia de infección.
La resistencia establece una secuencia negativa llevando a una creciente morbilidad que a su vez incrementa la mortalidad y evidentemente los costos.En los hospitales es el grupo farmacológico que más se usa ocupando el segundo lugar en gastos de medicamentos llegando hasta un 40%.
Muchos autores reclaman las investigaciones en nuevos antibióticos pero se ha demostrado que estableciendo políticas deantimicrobianos y su correspondiente programa de control de calidad deuso se obtienemagníficos resultados.Estos programas que se pueden adecuar a cada institución, no son complejos de adoptar. Los resultados de estos programas y la capacitación sistemática logran modificar las prácticas incorrectas delos prescriptores, además se puede lograr la recuperación de la sensibilidad perdida de grupos de antimicrobianos.
Desearía resaltar algunos elementos esenciales:
1. La prescripción de antibióticos es un acto médico por lo que el profesional debe poseer información y conocimientos sobre el tema, o crear comisiones de expertos para consultar el uso de antibióticos sobre todo por la creciente gama de ellos.
2. La medicina actual se desarrolla en medio de una crisis global de resistencia, tanto en el ambiente hospitalario como en la comunidad.
3. Los antibióticos deberían ser considerados como un recurso precioso pero limitado como el petróleo, el aguao los bosques como sentencia el Profesor Jorge L Zuazo Silva.
4. Los antibióticos son el único grupo farmacológico cuyos efectos indeseables pueden afectar a otras personas y no aquellas que lo consumen.
La Era pre antibióticos nos amenaza realmente. ¿Qué hacer? Es tiempo de ser enérgico y aplicar las mejores evidencias que han demostrado la necesidad de sólidos programas institucionales de control de antibióticos como modo de proteger a nuestros pacientes.
Dr. Juan J. Pisonero Socias